Es muy diciente el hecho de que la educación, que es la que tiende a comunicar los conocimientos, permanezca ciega ante lo que es el conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones, sus dificultades, sus tendencias tanto al error como a la ilusión y no se preocupe en absoluto por hacer conocer lo que es conocer.
En efecto, el conocimiento no se puede utilizar como una herramienta ready made, a pesar mío de que mucha gente o muchas entidades educativas así lo practiquen y permitan. El conocimiento del conocimiento y el análisis de la naturaleza de dicho conocimiento es necesario para su implementación y uso. Logrando así un razonamiento, que prepararía a la mente humana ante la ilusión y ante el posible y siempre presente error.
La lucidez se obtiene a través del raciocinio y de los análisis vitales para preparar resoluciones ante los conflictos cotidianos.
Es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio de las características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades, de las disposiciones tanto síquicas como culturales que permiten arriesgar el error o la ilusión.
"El mayor error sería subestimar el problema del error." Morin cita a Engel y a Marx en La Ideología Alemana y del problema del hombre: la falsa concepción de si mismos. Ilustrando el hecho que ninguno de ellos dos, pudiesen percatarse del error que ellos mismos enuncian y del cual no escapan; del quehacer y de la obra y también de los escrutinios del comportamiento humano.
Algo importante del conocimiento, es mostrar que en todo conocimiento existe la posibilidad del error sin excepción. Todas las percepciones son a la vez traducciones y reconstrucciones de signos captados por los sentidos (cabe aclarar entonces que no se debe de fiar de nuestro sentido más habitual: la vista). Ahunado al error perceptivo existe el error por medio de la subjetividad: el error intelectual. El cual, pues, como toda traducción, se concibe de una traducción de la teoría adquirida y bajo sus criterios y cimientos del conocimiento de quién lo traduce
Debemos remarcar de manera constante que hay muchos factores que alteran las traducciones del conocimiento que adquirimos: existen los factores emocionales. Aquel miedo, frustración o empatía que expresamos al momento de adquirir o de transmitir el conocimiento. Nuestros deseos, las perturbaciones personales, las coincidencias o las etapas en las que estemos gestionando el saber. El saber más puro y lejano al error es aquel que se aleja del afecto; cuando nos alejemos de lo que nos haga cegarnos en aquel momento. Aquel odio, aquel querer. Pero sabemos que evolutivamente, ninguna inteligencia humana es ajena a la afectividad. Y, directamente, la afectividad puede fortalecer el conocimiento. El raciocinio puede ser incrementado o desalentado por un déficit emotivo. La irracionalidad existe a través de pasionalidades que hagan el arranque nuestra forma de reacción.
intellect ↔ affect
El bucle de la razón y del intelecto; el cual también consolida la forma de compartimiento o el ímpetu de compartir el conocimiento.
El conocimiento científico es en el que recae mayor apego al estudio de errores, pero en este conocer cae en la etapa ilusoria y ningún conocimiento científico es ajeno a la ilusión; y ninguna teoría científica es ajena al error.
La educación entonces debe ir orientada a la detección de errores y de ilusiones. Algo utópico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario