No todas las teorías están descabelladas acerca del complejo proceso de hominización (apartando la "mujinización" y alguna relatividad con el orígen de Superman). Impero: no todas.
Algunas de las más consternantes, pero fehacientes e interesantes (también apeando el hecho de que tenemos evoluciones que hasta hoy en día no se comprenden del todo, como el hipo o el poder hacer los ojos bizcos) se relacionan con la evolución del intelecto humano por sobre el de las demás especies.
Nuestra capacidad craneal creció considerablemente. Verá: una capacidad craneal es la media para saber qué tanta masa cerebral posee un ser vivo. No obstante, el tener una capacidad craneal mayor a la abundante no quiere decir que el individuo o criatura sea de mayor inteligencia. A veces es sólo lo que un organismo requiere de una capacidad mayor de control de su cuerpo si es que este tiene un volumen o una corporeidad muy grande; también lo puede ser su medio en el que vive, digamos en todo caso si habita en un ecosistema de clima muy frío.
Hoy en día nuestra capacidad craneal, la cual se mide en centímetros cúbicos, es de 1200–1850 cc. Esa evolución es remarcable, puesto que en datos históricos, nuestro pariente poseía apenas una de 500cc. Y esta evolución nos hizo poseer una alerta inminente para la supervivencia en un mundo repleto de predadores.
Se genera una corteza cerebral, que es donde ocurre la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión. Esta corteza si es que se extendiera, mediría unos 2 500 cm² y en ella habitan millones de neuronas que gracias a su proceso de sinapsis todos nuestros sistemas logran una sinergia a la perfección. La isocorteza, paleocorteza y arquicorteza son las tres partes en las que se divide este tejido nervioso. En ellas se desarrolla la conciencia, el olfato y el instinto, respectivamente.
Todo esto se logra por que el rostro y la cavidad bucal sufren una transformación, que además de lograrse más estética, nos otorga la posibilidad de contener una materia gris más grande y dientes más pequeños. Los cuales nos integran a una dieta omnívora y nuestro cerebro logra así una nutrición suficiente como para seguir creando más funciones de inteligencia. Es aquí donde se consigue ser homo sapiens sapiens.
En este entonces, desarrollamos una área importante que en 1864, Paul Pierre Broca la denomina como el área de Broca. La zona cerebral en donde se concierne el lenguaje: el habla, procesamiento y comprensión. Logrando así coordinar (no de una manera eficiente, sino muy compleja) nuestro sistema fonatorio. Nuestra laringe y boca se modificaron de tal manera que el asombro se hizo presente cuando el fuego se generó de manera conciente y se logró utilizar por primera vez el lenguaje como conector social.
19.3.14
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Mason Verger y los problemas aleatorios de mingir de pie.: Hominización: De la broca a la boca.
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